En 1830 se inauguró la primera línea de ferrocarril interurbano, la línea entre Liverpool y Manchester.

En el siglo XIX la llegada del ferrocarril supone una construcción enorme de líneas para comunicar ciudades. Su papel será vital para la creación de los mercados nacionales, más adelante alcanzará influencia internacional.
La navegación también mejoró con el uso de la máquina de vapor y la construcción de canales.
Gracias a ello comenzarán las grandes migraciones transcontinentales.
Dentro de las ciudades también hubo cambios, se introdujo tranvía eléctrico y el metro, lo
que provoca la expansión de la ciudad en superficie.

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